¿Qué hacer con los patrocinios deportivos de apuestas online?

Mientras que el fútbol se llena de escándalos y pierde credibilidad, las casas de apuestas sostienen que los patrocinios son necesarios para que su imagen se imponga ante los operadores ilegales. Los clubes alegan que el aporte económico del sector es mucho más alto que el ofrecido por otras industrias.

Ordenador personal y símbolos de diferentes disciplinas deportivas.

Los patrocinios deportivos de apuestas online generan polémica en todo el mundo.

Patrocinios deportivos: el estado de una cuestión

A nadie se le escapa que en los últimos años las camisetas de fútbol han sido tomadas por las casas de apuestas internacionales. Incluso quienes no sean fans del deporte habrán notado que los clásicos sponsors de bebidas y aerolíneas fueron reemplazados por las marcas más conocidas de juego online.

No se trata solo de una sensación, es un fenómeno en marcha, comprobable en datos. Veamos algunos de ellos:

  • El 59% de los clubes que juegan en torneos de CONMEBOL tiene al menos un patrocinador de apuestas deportivas.
  • El 66% de los equipos europeos que participan en las 31 ligas principales cuenta con un sponsor del sector.
  • Las casas de apuestas este año invirtieron un 165% más en publicidad para el lanzamiento de la Premier League.
  • Para 2026, el gasto total de marketing de apuestas deportivas a nivel mundial podría superar los US$10.000 millones anuales.
  • Este año la Champions League tiene por primera vez un sponsor de apuestas online.

Datos, simples datos. Veamos qué hacemos con ellos.

Algunos estándares que se tambalean

La primera paradoja que surge al ojo del observador es que las mismas entidades que invierten en los clubes son las que hacen dinero con los resultados de los partidos. Aquí pareciera haber un conflicto de intereses, o mejor dicho un solapamiento.

Para hacerlo más claro: resulta difícil creer en la transparencia de las apuestas o de los resultados cuando ambas cosas están urdidas por las mismas corporaciones. Desde luego que los dueños de las casas de apuestas no son quienes patean la pelota, y sin embargo…

Estos reclamos están acompañados de una oleada de escándalos por corrupción a nivel global. El caso de los futbolistas de la selección italiana, luego el famoso juicio a Lucas Paquetá, los ecos de las amarillas a Kike Salas en Sevilla, partidos rarísimos en la liga peruana, y la lista sigue…

Así y todo, las entidades de la industria del juego aseguran que el año pasado se vio un descenso en los alertas por apuestas sospechosas en fútbol en todo el mundo. Ese indicador no parecería reflejar el nivel de caos que se ha generado en el deporte, desde las hinchadas hasta las dirigencias de los clubes.

El alegato de patrocinadores y patrocinados

Está claro que ni al deporte ni a la industria de las apuestas deportivas les conviene que exista una falta de credibilidad en los resultados. Justamente: la emoción de ambas cosas proviene de la presunción de imprevisibilidad, de la expectativa por el resultado, de la ilusión de que el deseo se aliñe con la realidad.

Desde las patronales de las casas de apuestas se repite la misma consigna: la visibilidad que otorga el fútbol es la herramienta más efectiva para llegar a la audiencia. De eso no hay dudas, los ejemplos son por demás elocuentes.

Además, en todos los países donde se ha dado origen al debate, el sector de las apuestas señala que la publicidad, sea cual fuere su forma, es el recurso principal para diferenciar las plataformas legales de las clandestinas.

Esto no pareciera estar tan definido en mercados con regulaciones restrictivas, como Chile, donde la comercialización, difusión y operación de apuestas online está totalmente prohibida. El presidente de la Asociación Nacional de Fútbol Profesional (ANFP), Pablo Milad, debió responder por eso ante las autoridades legislativas el año pasado.

Y la respuesta de Milad fue la misma que esgrimen todos los directivos de clubes del mundo: que el soporte financiero de las casas de apuestas no tiene parangón con otras ofertas. Los millones que el sector desembolsa están fuera del alcance, o del interés, de otros tipos de empresas.

Una regularidad que ha tenido una excepción. Se trata de Vélez Sarsfield de la Liga de Fútbol Profesional de Argentina, que no renovó su contrato con la plataforma bplay para darle lugar a una Pymes local.

Esto tuvo repercusiones en el arco político argentino e incluso mereció un reconocimiento oficial de la Cámara de Diputados. La misma cámara que, meses después, aprobaría el proyecto que prohíbe los patrocinios deportivos de apuestas . Un proyecto que no ha tenido rodaje en el Senado.

Además de la prohibición, que es la medida ensayada en Países Bajos, España y otros, existen políticas de atenuación progresiva. Por ejemplo, la asumida motus proprio por los clubes de la Premier League inglesa, que para la temporada 2026-27 abandonarían los sponsors de apuestas en el frontal de las camisetas.

Una pequeña reflexión para el final

Si hay algo que se puede sacar a la luz de todo esto es que la voracidad publicitaria del sector de las apuestas en el deporte no es sustentable. Puede funcionar como una estrategia eficiente en el mediano plazo, pero difícilmente sea algo permitido a cielo abierto como en la actualidad.

Algo más que se enuncia por sí mismo es que no siempre lo mejor para las empresas es lo mejor para la sociedad. La proliferación de marcas de apuestas en el deporte no parece ser algo que está colaborando con el bienestar general de las comunidades en una época de problemas económicos internacionales, guerras y crisis habitacionales.

Pero sobre todo: ¿es ético que los jugadores promocionen en sus pechos una actividad que, por reglamento, ellos mismos tienen prohibida? Pareciera ser una contradicción importante.

Una contradicción, empero, que siempre ha estado en el deporte, o al menos en el deporte hipercapitalista al que estamos acostumbrados. ¿Qué se podría poner en lugar de las casas de apuestas? ¿Marcas de cerveza, bebidas azucaradas, alimentos procesados? ¿Con qué excusa?

La falta de credibilidad en el fútbol de elite, entonces, quizás no esté tan ligada con la naturaleza de sus patrocinadores. Tal vez la falta de transparencia sea algo que la afición percibe de la cúpula directiva, empezando por la FIFA hasta el fondo de cada liga.

Aquí podría seguir un listado de los casos de corrupción en el fútbol, pero no hace falta. Bastará con aclarar que un deporte tan abocado a la producción y sobreproducción de capital va a entrar, indefectiblemente, en un colapso.

Porque, aunque lo tengamos olvidado, lo importante de todo esto no eran los millones que ofrecen los sponsors y los organizadores, sino el placer de ver la pelota rodar, la red inflándose, las tribunas como una ola. La singularidad de perder y de ganar. La alegría de tomarse tan en serio las reglas de un juego.

Jerónimo Corregido – Estafa.info – Editor jefe de la sección de noticias
En un fútbol que se vende al mejor postor, la falta de transparencia no la inventaron las apuestas online.