La Cámara de Diputados le dio media sanción a la ley que podría dejar sin patrocinios de casas de apuestas a los clubes y torneos del deporte argentino. Se trata de una iniciativa que intenta cuidar a los sectores vulnerables del influjo del juego, pero podría tener serias consecuencias en la financiación del fútbol y otras disciplinas.
Nueva ley contra la ludopatía en la República Argentina
La polémica en torno al juego online tiene un nuevo capítulo en Argentina. La Cámara de Diputados ha aprobado el proyecto de ley que, entre otras cosas, prohibirá la totalidad de las capacidades publicitarias de las empresas operadoras en el país.
Si bien aún falta que el tema llegue al Senado, la legislación parece bastante encaminada y tendría el consenso de las fuerzas políticas mayoritarias de la Cámara Alta. La ley implicará el fin de los anuncios en radio y televisión, así como en la vía pública y en las redes sociales.
Además, se le bajará el pulgar a uno de los negocios más grandes que existen hoy en día en Argentina: los patrocinios deportivos de las casas de apuestas. Los clubes y torneos de fútbol, entre otras disciplinas, han encontrado una financiación enorme en el sector, que comienza a peligrar.
¿En qué invierten las plataformas de apuestas deportivas?
Sin dudas, el fútbol es el principal blanco de las casas de apuestas. Se trata del deporte de mayor visibilidad en Argentina y el mundo, donde las empresas encuentran un contacto inmejorable con sus potenciales clientes.
Basta con echarle un vistazo a la Asociación de Fútbol Argentino (AFA). La entidad que comanda este deporte en el país no tiene vínculos con una casa de apuestas, sino con seis. Se trata de bplay, BetWarrior, Okvip, VBet, DUELBITS y Betano. Esta última le da su nombre a la Liga Profesional de Fútbol.
Los principales clubes también reciben patrocinio del sector. Veamos: River Plate tiene a la firma española Codere como su sponsor principal, que también auspicia al Club Atlético Lanús. Boca Juniors tiene a la empresa sueca Betsson en el frontal de su camiseta, misma casa de apuestas que patrocina a Racing Club de Avellaneda.
Otros acuerdos incluyen a Estudiantes de La Plata y bplay, y Belgrano de Córdoba y PlayCet. La lista es muy abundante, y representa la regularidad de América Latina. De hecho, se estima que casi el 60% de los clubes que participan en torneos de CONMEBOL cuentan con el patrocinio de alguna casa de apuestas.
En Argentina ha sido relevante lo que sucedió con el Club Atlético Vélez Sarsfield, que contaba con bplay como sponsor principal pero este año decidió no renovar su contrato. Esto a pesar de la voluminosa suma que ofrecía la plataforma de apuestas, propiedad del Grupo Boldt S.A.
Por este motivo Vélez fue reconocido por la Cámara de Diputados, en lo que sentó un precedente para el proyecto de ley que fue aprobado. El equipo reemplazó al operador online por una empresa pequeña, Saphirus, dedicada a aromatizantes de ambientes.
Pero el fútbol no es la única disciplina en la que las casas de apuestas han invertido su dinero. Este año, por ejemplo, el Córdoba Open contó con el patrocinio de Betsson. Siguiendo con el mismo deporte, se puede ver que la Asociación Argentina de Tenis (AAT) tiene a BetWarrior como principal anunciante.
Esta misma plataforma auspicia también a los seleccionados argentinos de hockey y la Confederación del mismo deporte. La fuerte financiación de BetWarrior lo ha llevado a convertirse en una de las casas de apuestas en Argentina con mayor tráfico online.
Una de las excepciones ha sido el rugby, que se mantuvo al margen del patrocinio del sector. Tanto es así que la Unión Argentina de Rugby (UAR) emitió un comunicado este año en el que recordó la prohibición de asociarse con marcas de apuestas, en consonancia con las directivas de la World Rugby Association.
El futuro del deporte sin financiación de las apuestas
Para entender la situación, bueno es observar lo que ha sucedido en otros mercados de apuestas online con regulaciones similares. El caso más cercano, por proximidad cultural y temporal, es el de España.
El deporte español, y sobre todo el fútbol, había recibido la cuantiosa inversión de compañías de apuestas durante muchos años. A partir de un decreto del año 2020 esta modalidad publicitaria, junto con varias otras, fueron prohibidas.
En una primera instancia, tanto los clubes como las casas de apuestas denunciaron un abuso de autoridad, contrario a la libertad de mercado. Muchos opinaron que el deporte de alto nivel no podría tener continuidad sin el apoyo financiero de las plataformas online.
Desde luego, esos rumores se disiparon rápidamente y todos los deportes continuaron como siempre, con sponsors de otras industrias. Ningún equipo de fútbol cayó en desgracia ni mucho menos por prescindir del dinero de las apuestas deportivas.
En cuanto a las empresas españolas, aseguraron que sin todas sus facultades publicitarias comenzarían un declive, que sería proporcional con el ascenso del juego clandestino. Según su perspectiva, cuanta más visibilidad tienen las plataformas legales, menos participación hay de los sitios paralelos.
La experiencia mostró que esa expectativa era errónea. Desde la prohibición de los patrocinios hasta la fecha, los ingresos de los operadores online de España no han dejado de crecer. Además, gracias a la actividad del regulador nacional, los dominios ilegales siguieron siendo perseguidos y bloqueados.
En Argentina, basta con mirar hacia el pasado para entender que al deporte nunca le han faltado sponsors, menos aún al fútbol. Incluso la situación de Vélez Sarsfield sirve para comprobar que la competencia de alto nivel puede funcionar perfectamente sin la intervención económica de las casas de apuestas.
Sin patrocinio de apuestas, ¿habrá consecuencias positivas?
Para entender la medida de los legisladores nacionales es necesario tener en cuenta que Argentina atraviesa un momento complicado en relación con la ciberludopatía juvenil. Desde la masificación de las apuestas online, se ha comenzado a notar que los menores de edad participan activamente del juego.
Claro está que, como indican los adalides de la industria, solo las plataformas clandestinas aceptan las apuestas de un menor. Sin embargo, también se debe tener en cuenta que el avasallamiento publicitario genera una herramienta muy fuerte: sentido común.
Basta con ver que el juego online pasó de ser una rareza hace menos de una década a convertirse en una actividad socialmente aceptada. Eso fue posible gracias a la gigantesca inversión en marketing de las grandes empresas del sector.
El deporte, y sobre todo el fútbol, han sido los principales escenarios para que eso fuera posible. Todas las transmisiones televisivas y radiales de partidos incluyen propuestas para apostar online, generalmente insertadas en el propio discurso de los comentaristas y locutores, pero también en la pantalla y en los mismos estadios.
Otra problemática es la sospecha de falta de transparencia en el deporte. Ante la posibilidad de ganar dinero mediante el acierto de predicciones, han surgido numerosos casos de amaño, no solo en Argentina sino en todo el mundo.
No se trata de una novedad, ya que esto siempre existió. Así y todo, es innegable que el fenómeno se ha radicalizado. Cuando los principales inversores del deporte son quienes hacen dinero con sus resultados, la integridad parece estar en la cuerda floja.
En suma, el espíritu de la legislación pareciera ser positivo para la sociedad, al tiempo que no le causará daños económicos ni a las empresas ni al deporte. No obstante, como siempre en Argentina, habrá que ver cómo se aplica en la realidad para determinar sus resultados y su verdadero alcance.