Con el avance de los fondos buitre en vivienda, la situación en España se ha complicado cada vez más para quienes desean alquilar o comprar un inmueble. El sector financiero solo ve negocios donde existen derechos humanos, lo cual está llevando a una crisis inédita en el área.
BlackRock fue el mayor inversor en vivienda en Europa durante la última década.
Entendiendo la cuestión: qué son los fondos buitre y para qué sirven
El concepto de “fondos buitre” se ha popularizado mucho en el mundo de habla hispana en el último tiempo. Es un calco de “vulture funds”, la expresión inglesa con la que se designa peyorativamente a este tipo de negocios, que también son conocidos con el término más neutro de “holdouts”.
Sin embargo, muchas veces surgen confusiones ante la naturaleza de estos inversores. En concreto, se trata de grupos que compran deuda o activos que no están en su mejor cotización para luego revalorizarlos y sacar una ganancia con la operación. No parece tan terrible. Entonces, ¿de dónde viene la mala reputación?
Ocurre que la deuda que compran los fondos buitre puede provenir de gobiernos o de empresas, y su naturaleza se ajusta a una sola premisa: sacar rédito. Un parámetro que, la mayoría de las veces, va en el sentido contrario a las necesidades sociales y la voluntad popular.
Los fondos buitre en España y en el resto del mundo se caracterizan por un proceder sumamente cauteloso, que deja siempre en el anonimato a las personas de carne y hueso que toman las decisiones. Además funcionan con una trazabilidad mínima, lo cual hace muy difícil rastrear sus negocios.
Si difícil es rastrearlos, más complejo aun es imponerles regulaciones o cobrarles impuestos. De hecho, los fondos buitre son uno de los ejemplos más tangibles de lo que significa el gran capital transnacional: entidades que mueven montos altísimos y que no responden a una nación, a un Estado…, ni siquiera a una comunidad.
Con el dogma de multiplicar el dinero y de hacer crecer la economía, estas corporaciones han cobrado una incidencia mayor en la vida concreta de la gente. Es que allí donde los ciudadanos reclaman derechos, solo se ven más negocios para los fondos buitre: vivienda, energía, alimentación, todo es mercancía.
Dueños de todo: los fondos buitre en la vivienda de los españoles
Los casos más concretos de este gran circuito del capital han repercutido en España de numerosas maneras, pero lo más acuciante hoy en día es el rol de los fondos buitre en la vivienda. De hecho ya se habla de emergencia habitacional, luego de que los valores subieran un 8,4% el año pasado.
¿Pero cómo se relaciona el rubro de los fondos buitre con las dificultades para alquilar o comprar un inmueble? Pues bien: este tipo de corporaciones compran propiedades de manera masiva, lo cual los convierte rápidamente en actores decisivos en la formación de precios.
Sobre todas las cosas, para los fondos buitre, pisos, petróleo, bosques y criptomonedas son todos la misma cosa: negocios. Los inmuebles comprados no se destinan en ningún caso a su ocupación normal, es decir, la de vivienda, sino que sirven como motores de gentrificación, turismo y especulación financiera.
En otras palabras, para los fondos es irrelevante si los inmuebles son habitados o no. Lo que hacen con ellos es lo mismo que se hace con bonos, activos y deuda: tenerlos hasta que sea el momento justo de sacar la tajada oportuna. Mientras tanto, aumenta sin parar la cantidad de gente durmiendo en la calle.
Estos son algunos de los principales fondos buitre en España vinculados con el negocio inmobiliario:
- BlackRock: el fondo de inversión más grande del mundo, con un poder económico de aproximadamente 7 veces el PIB de España.
- Blackstone: dueño del grupo de juegos y apuestas Cirsa, en la última década compró alrededor de 150.000 viviendas y 81.000 préstamos en el país.
- Apollo Global Management: tenedor de inmuebles y propietario de la prestamista Finanmadrid.
- Cerberus: comprador de miles de propiedades en España y relacionado con desahucios.
- Lone Star: además de comprar viviendas, se caracteriza por la adquisición de créditos hipotecarios de quienes ya no pueden pagarlos.
- Axactor: orientado a la compra de créditos, viviendas de valor en caída y empresas inmobiliarias en crisis.
Algo a tener en cuenta es que, cuando llega la hora de los desahucios, los fondos buitre son sus principales impulsores. Ningún negocio funciona mejor que el de una casa vaciada de sus ocupantes. El hecho de que esa gente ahora tenga que vivir bajo un puente no es problema para el gran capital.
Connivencia con los Estados, alarma ecológica y derechos humanos en jaque
Mientras las autoridades les ceden a los fondos buitre pisos, terrenos y edificios a precio de amigos, la ciudadanía se ha puesto en marcha para frenar lo que se considera un atropello. Las sucesivas manifestaciones en grandes ciudades dan cuenta de ello, con lemas como “Derecho al techo” y “Alquileres dignos”.
Lo cierto es que los grandes especuladores transnacionales no toman las viviendas por la fuerza, sino que las compran con todo el peso de la ley. La responsabilidad queda del lado de la entidad vendedora. Un mínimo repaso sobre esas transacciones arroja luz sobre el fenómeno.
En efecto, el gran movimiento de compras de Blackstone en España comenzó en 2014 con la venta (para muchos considerada fraudulenta) de 1860 viviendas vendidas por el Ayuntamiento de Madrid. Otros vendedores han sido bancos como Caixa y Santander.
Ocurre que tanto desde el Partido Popular (PP), que gobierna Madrid, como desde otros partidos como Vox, sostienen que el problema de la vivienda está en los “okupas”, es decir, las personas que ingresan ilícitamente en inmuebles deshabitados.
Así pues, se han fomentado campañas como “Desokupa”, que semeja un grupo paramilitar que puede ser contratado para vaciar violentamente viviendas tomadas. Ninguna señal de que la crisis habitacional pueda ser producida por los fondos buitre de España.
Mientras tanto, en Barcelona el Ayuntament ha anunciado que destinará 24 millones de euros a captar viviendas y encauzarlas a los sectores más vulnerables. Una respuesta aún más radical llegó desde el partido Unidas Podemos, que, ante las tarifas de Donald Trump, llamó a expropiar los inmuebles de los fondos buitre estadounidenses.
El mismo partido también denunció como muy grave el avance de BlackRock en Naturgy el año pasado. Con esto, la multinacional se asegura cierta autonomía en la materia dentro del país, puesto que también tiene un porcentaje importante de Repsol, Iberdrola, Enagás, Redeia (Red Eléctrica) y Solaria.
El clima de época no acaba ahí. El investigador Manuel Gabarre de Sus, en su estudio “Una industria depredadora de las ciudades y de los derechos humanos”, señala que este modelo de negocio, alejado de cualquier parámetro de sostenibilidad, puede causar daños ecológicos irreparables.
En el mismo sentido, apunta que el extractivismo de los fondos buitre en pisos, recursos y créditos responde a un proceso político que busca atomizar a los individuos, anular los procesos de colectivización y segregar derechos conseguidos durante el siglo XX.
Así que ya sabemos para qué lado gira el mundo. Ya no se trata solo de desahucios: los fondos buitre son la autoridad que puede decir cuándo y cómo se administra la energía, de qué forma se distribuyen los recursos y hasta dónde llega la autonomía de los Estados. Lindo siglo XXI el que nos espera.